Pinturas y esculturas florentinas



El desarrollo del estilo románico marcó el despertar del interés por el arte después del atormentado periodo que siguió a la caída el Imperio Romano. El arte románica, de la Arquitectura a la Pintura, tenía principalmente un carácter religioso y la Pintura, en particular, también didáctico en una época en la cual dominaba el analfabetismo.

La Pintura románica nos parece hoy en día ingenua en su "bidimensionalidad"; los personajes tienen aspectos poco realísticos. Todo esto, no sólo a causa de las técnicas pictóricas poco desarrolladas, pero también por voluntad de los artistas de transmitir el desapego de los protagonistas de los frescos y de los mosaicos de la vida terrenal. Tales características se mantuvieron inalteradas hasta el inicio del Renacimiento.

El arte gótica se caracterizó por una representación más realística de la figura humana. Sin embargo, aún es pronto para hablar de una verdadera revolución. Los principios del arte renacimental que se desarrolló en Florencia emplearon bastante tiempo para difundirse en toda la Toscana y también en Florencia los artistas ligados al estilo gótico continuaban recibiendo muchos trabajos.

Además de los artistas, los verdaderos protagonistas del arte renacimental fueron los comitentes, figuras con frecuencia económicamente y políticamente potentes, al grado de imponer sus propios gustos a los artistas a los que se dirigían. Los Medici, en particular, tuvieron un rol muy importante en la historia del arte florentino.

Influyentes personajes públicos comenzaron a comisionar trabajos para sus propias residencias, contribuyendo al desarrollo de nuevos temas artísticos: a los tradicionales sujetos religiosos se añadieron bustos y retratos de personajes famosos, escenas de batalla y alegorías de la mitología clásica.

En el Renacimiento los pintores y escultores, que hasta ese entonces habían sido considerados simples artesanos, comenzaron a ser considerados verdaderos artistas.

 

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